Gn 23:1-20 - "Un nuevo hogar por fe"- Serie Génesis No. 46

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INTRODUCCIÓN

Cuando Cristo nos llama no es simplemente a conocerle un poco más sino a vivir una vida entregada totalmente a Él. Cristo nos llama a salir de dónde estemos y a dejarlo todo por él. Nuestro antiguo yo, ya no existe más, sino que iniciamos un nuevo hogar con el Señor. ¿Has estado viviendo de esa manera?
Cuando vives entregado a Cristo se manifiesta en tus palabras, obras, pensamientos, acciones, trabajo, vida, familia y todo cuánto haces.
¿Qué es creer en el Señor? ¿Y si creer en el Señor fuese una vida un poco difícil o mucho más difícil de lo que nos imaginamos? ¿Si las cosas no son tan favorables como las esperamos? ¿Si creer en el Señor me llevaría a renunciar a muchas cosas que son importantes en mi vida o a la comodidad de muchas cosas que actualmente tenemos? ¿Si tuviese que renunciar aún a lo que más amo? ¿Si tuviese que dejar mi casa y a los que amo por el llamado del Señor, también lo haría?
Hubo un hombre, Abraham, que tuvo que dejar su nación, su tierra, y tuvo que dejar la misma casa de su padre para irse lejos, sin saber exactamente qué iba a encontrar o dónde iba a morar, pero había escuchado la voz de Dios que lo llamaba y él obedeció. Recordemos cómo fue este llamado y lo que implicaba:
Génesis 12.1–4 RVR60
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
Dios había hecho tantas promesas a Abraham, promesas extraordinarias, y ahora, en la parte que nos toca estudiar él ya tiene 137 años. Está en la recta final de su vida y muchas de las promesas recibidas de Dios no han tenido todavía cumplimiento delante de sus ojos.
¿Seguirá creyendo en el Señor? ¿Dónde está la nación grande y bendecida? Es un hombre que tiene solo un hijo. Dios ha sido fiel y Abraham lo ha comprobado, pero aún no es la nación grande prometida. Hay más preguntas. ¿A qué tierra irá? ¿Y la tierra donde irá será suya? Dios le había prometido también tierra y una gran tierra y Abraham está envejeciendo y no ve que la tierra prometida sea suya. Donde quiera que va es extranjero y tiene que luchar por pozos y todo lo que hemos visto. Este hombre había dejado su hogar por el Señor y aún no tiene ni siquiera una tierra donde realmente habitar.
Y hoy va a llegar un momento sumamente difícil en su vida, donde va a darse cuenta que realmente aún no tiene una tierra y que las promesas de Dios no se han manifestado por completo. ¿Qué decisión tomará? ¿Volverá atrás? ¿Su fe aumentará, brillará o tal vez ya no estará más?
La porción de la Escritura de hoy es extraordinaria y si estás en situaciones difíciles de tu vida, entonces tienes que poner mucha atención a la Escritura, porque vamos a ver en la vida de Abraham que realmente este hombre había creído al Señor. Y hoy puede ser el día también para que nosotros pongamos nuestra fe plena en el Señor, para que sepamos que ya no pertenecemos más a este mundo ni a las cosas que ofrece este mundo, sino que nosotros somos de Jesucristo y que nuestro nuevo hogar está con Él.
El mensaje de hoy titula: “Un nuevo hogar por fe” y está basado en Génesis 23:1-20.
Queremos presentar 3 puntos que resaltan en la vida de Abraham y que nos pueden ayudar a entender a dónde pertenecemos.

EXÉGESIS Gn 23:1-20

Aquel que ha renunciado a todo por el Señor tal vez no tiene posesiones pero es heredero de los cielos donde está su nuevo hogar con el Señor. Gn 23:1-4

Abraham recibió el llamado de Dios y estuvo errante en la tierra, es decir, iba de lugar en lugar sin tener una residencia. Dios lo había llamado y él simplemente había obedecido. Pero el tiempo pasa y fueron muchos años de matrimonio entre Abraham y Sara y luego la llegada de Isaac su hijo a sus 100 años y a los 90 de Sara. Entonces Dios llamaría a Sara.
Génesis 23.1–2 RVR60
1 Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.2 Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.
Sara parte a los 127 años y dice la Escritura “..y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla”. Aunque hemos hablado con más detalle de esto el anterior domingo podemos notar el dolor de Abraham por su esposa. Fueron tantas cosas que sucedieron en este matrimonio y que la Escritura ha registrado. Culminó el relato de Sara como una mujer fiel a su esposo y una mujer grandemente bendecida por su fe y por el hijo que tuvo y su descendencia que culminaría en Cristo Jesús. Abraham tiene gran dolor y llora. Su esposa no estará por un tiempo a su lado hasta que se vuelvan a encontrar en los cielos.
Entonces, Abraham quiere darle una sepultura segura y digna a su esposa, pero no tiene un lugar donde hacerlo. Esto es difícil porque Abraham había dejado su casa, propiedades y todo cuanto tenía por seguir a Dios y trajo consigo a Sara y ahora no hay una tierra donde enterrarla. Él simplemente no tiene un lugar donde hacerlo, no posee ninguna tierra. Tal vez en su mente está las promesas de Dios de darle una tierra:
Génesis 13.14–17 RVR60
14 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15 Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.
Abraham ya está envejeciendo, su esposa ha envejecido y acaba de morir y ahora está en una situación de bastante angustia y ni siquiera tiene un lugar dónde enterrar a su esposa ¿dónde está toda la tierra que tenía que ser de él y su descendencia para siempre? “..Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré..” - Entonces este hombre de fe tendrá que tomar decisiones. Abraham es un hombre de fe, ha aprendido a caminar por fe, puede ver la vida de su hijo y sabe que Dios es fiel y está en una situación de bastante tristeza porque la promesa de la tierra aún no se ha cumplido en lo más mínimo.
¿Qué haríamos nosotros? La vida es pasajera pero en cada momento tenemos continuas pruebas que irán midiendo nuestra fe en el Señor y en sus promesas eternas. ¿Será que volveremos atrás en las pruebas más duras y difíciles?
Al ser extranjero y forastero en tierra ajena, lo más sencillo y seguro sería volver a casa de sus familiares en Mesopotamia o Harán y buscar un lugar para enterrar dignamente a Sara, pero Abraham ha escuchado la voz de Dios y sabe que aunque las condiciones son críticas está en el lugar correcto. No puede ver hacia el futuro pero sabe que todo está en las manos de Dios. Entonces Abraham buscará un lugar seguro para sepultar a Sara.
Génesis 23.3–4 RVR60
3 Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo:4 Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré mi muerta de delante de mí.
Abraham tiene una motivación y es el amor a su esposa, la honra y sepultura digna que merece, pero no posee una tierra, así que habla a los hijos de Het, estos son los “hititas” provenientes de otro lugar pero que ahora han quedado como si fuesen “nativos” o dueños de las tierras donde está Abraham.
“..Extranjero y forastero soy entre vosotros..” - Abraham reconoce que realmente no tiene ni un solo derecho a la tierra. Abraham está en esa tierra sólo porque Dios le ha puesto en ella pero legalmente y para esas personas Abraham solo es un forastero más.
¡Qué distintos son los ojos de Dios y los ojos del mundo! Para Dios esas tierras son de Abraham y para las personas del mundo esas tierras son de ellos, no de Dios, no de Abraham.
Abraham había recibido una promesa que la tierra iba a ser suya y ahora tiene que acercarse a los heteos, cuya tierra Dios había dicho que iba a ser de Abraham:
Génesis 15.18–21 RVR60
18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos,20 los heteos, los ferezeos, los refaítas,21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
Abraham es humilde y confía en los tiempos del Señor y les dice: “..dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré mi muerta de delante de mí”. - Abraham está pidiendo que los dueños de la tierra donde está puedan darle una pequeña parte de ella, de forma específica un lugar propio donde sepultar a Sara.
Abraham tuvo que tomar decisiones en una parte difícil de su vida, renunció a todo cuánto tenía. Ahora no posee tierra pero ha sido el costo de seguir y escuchar la voz de Dios. El costo que mucha gente no está dispuesto a correr. El Creador le hizo una promesa y es que iba a bendecirlo con promesas eternas. Abraham ha renunciado a su antiguo hogar para tener uno nuevo con el Señor. Y aunque él no tiene una tierra ha elegido ser heredero de los cielos al haber creído en el Señor. Ha dejado su antigua casa y posesiones, no tiene una tierra pero tiene algo mucho mejor que es comunión y un hogar con el Señor.
Pero la prueba continua y ahora veremos que:

Aquel que tiene un nuevo hogar con el Señor no vuelve atrás a pesar de que las circunstancias sean adversas o sufra abuso e injusticia. Gn 23:5-16

Y si tan solo pudiésemos comprender esto, seguro que estaríamos más fortalecidos en las pruebas, angustia y dificultades.
Génesis 23.5–6 RVR60
5 Y respondieron los hijos de Het a Abraham, y le dijeron:6 Oyenos, señor nuestro; eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres tu muerta.
Abraham es un hombre que alcanzó gracia a los ojos de Dios pero también a los ojos de los hombres. Abraham era conocido y muy reconocido por haber luchado contra reyes y haberlos vencido, era un hombre prosperado por Dios. Los hijos de Het o hititas reconocen que es un “príncipe de Dios”, es decir, alguien que tiene relación con el Señor y ofrecen lo mejor de sus terrenos y sepulcros para que Abraham pueda sepultar a Sara. Parece ser el reconocimiento de los hombres a un hombre bendecido por Dios.
Génesis 23.7–9 RVR60
7 Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het,8 y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad de que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón hijo de Zohar,9 para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al extremo de su heredad; que por su justo precio me la dé, para posesión de sepultura en medio de vosotros.
Por versículos más adelante sabemos que esto sucede en la puerta de la ciudad. No es que Abraham vivía en ella, pero recordamos que las puertas de las ciudades son los puntos de máxima concentración donde se desarrollan reuniones importantes y donde se deciden muchos asuntos.
Abraham se “inclina al pueblo de aquella tierra” - Esto debe entenderse solo como la muestra de respeto pero profundo que presenta Abraham en su condición de extranjero. Tiene tan solo un pedido: “que intercedan a Efrón quien es propietario de una cueva que Abraham conoce y que considera ideal para sepultar a su esposa”.
Abraham no quiere prestarse o que se le conceda por regalo la cueva, sino que quiere pagar “justo precio”. Abraham no está pensando en ser dueño de la tierra o aprovechar esta situación de angustia para adquirirlo, sino que realmente quiere dar una sepultura segura a su esposa. El sabe que si tan solo acepta un lugar donde sepultar a Sara no podrá tener control de ello o garantizar que se honre ese lugar.
¿Has estado en una situación similar, donde dependes de otras personas para tan solo lograr algo que te parece digno, que tal vez no es digno para las otras personas, pero que para ti es lo más digno que puedes hacer y dependes de otras personas? ¿Extranjero, forastero, errante en una situación que no puedes realmente controlar y que solo dependes de la misericordia de otras personas y aún estas no conocen a Dios? ¿Dónde está Dios en este tiempo de angustia, aquel que había prometido a Abraham toda la tierra pero no tiene ni un lugar dónde enterrar a Sara? ¿Has mirado alguna vez a los cielos y te has preguntado: dónde esta el Señor en tu angustia?
Génesis 23.10–11 RVR60
10 Este Efrón estaba entre los hijos de Het; y respondió Efrón heteo a Abraham, en presencia de los hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo:11 No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; en presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta.
Estos dos versículos son algo difíciles de interpretar. Efrón está presente y Abraham le está pidiendo que pueda venderle la cueva de Macpela y la respuesta de Efrón es: “..te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella..
Hay mucha discusión en los eruditos de la Biblia sobre las verdaderas intenciones de Efrón, sobre todo por lo que luego va a pasar, pero todo parece indicar que Efrón al saber que Abraham está tan decidido a comprar la cueva, muestra su interés de que no quiere ceder únicamente la cueva sino también la heredad, que en realidad es todo el terreno que está alrededor de la cueva. Pero este no es un buen terreno por supuesto, sino que es donde está la cueva, de formación rocosa y es un terreno improductivo.
Pareciera que Efrón quiere deshacerse de toda esta parte improductiva. Se conoce que la ley hitita, es decir, de los heteos, que si alguien compra una pequeña parte de terreno, entonces se generan obligaciones por asumir como contribuciones al rey y probablemente Efrón quiere deshacerse de esa responsabilidad en un terreno que no genera o no le es útil.
En todo caso, la expresión utilizada por Efrón ha sido identificada como la manera oriental de iniciar negociaciones y Efrón parece ser muy astuto al aprovechar esta oportunidad. Abraham es un experto negociador y un hombre muy conocido y respetado entonces si va a negociar con él esta parece ser la mejor oportunidad porque Abraham está en un momento de aparente debilidad por el dolor que tiene y con necesidad de buscar un campo para enterrar a su amada.
Génesis 23.12–13 RVR60
12 Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra,13 y respondió a Efrón en presencia del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas. Yo daré el precio de la heredad; tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta.
Abraham es insistente, está en una situación de desventaja, es extranjero y forastero, pero hace todos los esfuerzos por darle una sepultura digna y segura a su esposa. Insiste en que quiere pagar el precio de la heredad. Sabe que si acepta la propuesta de Efrón de tomar la tierra sin ningún costo, luego esta no le pertenecerá y en algún momento podría la sepultura de su esposa ser corrompida por cualquier nuevo dueño o cualquier cambio que suceda con Efrón o sus hijos.
¿Cómo reaccionaríamos nosotros? ¡Condiciones adversas, dificultad de comprar, parece mucho mejor racionalmente regresar a la tierra de Canaán y darle una sepultura digna a Sara! Pero Abraham no tiene en mente eso, Abraham está por fe rogando a esta persona que pueda venderle la cueva para que pueda sepultar a su esposa.
Pero aunque parece que hemos sido un poco duros con Efrón al dudar de sus intenciones y mucho más cuando él parece ser un hombre desprendido y realmente sensible con el dolor de la pérdida de su esposa, los siguientes dos versículos revelan la intención de este hombre:
Génesis 23.14–15 RVR60
14 Respondió Efrón a Abraham, diciéndole:15 Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta.
Efrón es un buen negociador, lanza un precio totalmente desproporcional y exorbitante. Las negociaciones orientales se caracterizan por poner un precio mucho mayor al real para que en el proceso de negociación vaya bajando y llegue a un precio aceptable y beneficioso. “..La tierra vale cuatrocientos siclos de plata..” - Cuatrocientos siclos de plata es un precio irracional, no es el “precio justo” que Abraham había dicho que quería pagar por él.
Jeremías 32.9 RVR60
9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata.
Jeremías compra una tierra que valía mucho más en ese tiempo y la compra por diecisiete siclos de plata. Pero el terreno que quiere vender Efrón a Abraham para sepultar a su esposa, que es improductivo tiene un costo de cuatrocientos siclos de plata. Efrón había visto cómo obtener ganancias ventajosas a costa de la desgracia ajena, no tenía sensibilidad para con Abraham.
Volvemos al versículo. No leer.
Génesis 23.14–15 RVR60
14 Respondió Efrón a Abraham, diciéndole:15 Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta.
Termina este versículo con: “¿Qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta.” - Efrón pone el precio y recalca que este es el costo y que con este precio Abraham podrá cubrir su necesidad y enterrará a Sara.
En la vida te vas a encontrar con personas a quiénes realmente no le importas mientras puedan obtener su provecho a costa tuya, aún en el dolor. Esa tierra Dios había determinado ya para Abraham, y ahora parece que su necesidad para darle un entierro digno a su esposa depende de un astuto Efrón que conoce la situación trágica de Abraham y ve una oportunidad para sacar provecho. ¿Qué diríamos nosotros a Abraham?: ¡No te dejes engañar! ¡No ruegues contra gente insensible a tu necesidad o dolor, regresa a Harán o Mesopotamia, dale un entierro digno a Sara!
Génesis 23.16 RVR60
16 Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
Abraham no va a negociar ni hacer una contrapropuesta. A pesar de que esto no se aproxima al “precio justo” que él había pedido, él acepta con mucha humildad lo que aquella persona que tiene la ventaja legal le está pidiendo. Abraham realmente no quiere regresar a Mesopotamia, es importante sepultar a su amada y cualquier precio lo va a aceptar.
En la negociación también está el resto de los hijos de Het. Entonces hay testigos de que Abraham ya no será un extranjero sino que su hijo Isaac será ahora un heredero, ya habrá una tierra por heredar en el lugar que Dios le había dicho que heredaría.
Tal vez Efrón estaba pensando que hizo un buen negocio y seguramente que hasta podría presumir por generaciones sobre lo ingenuo que fue Abraham en la negociación. Sin embargo los buenos negocios de los hombres nunca están por encima de los planes de Dios y esa tierra era apenas el comienzo de todo lo que sería para Abraham y su descendencia.
Mientras hay un astuto Efrón, hay un Soberano Dios, que tiene las cosas bajo su control. Abraham pudo volver atrás, no tiene tierra, pero sabe que ese es el lugar dónde Dios le ha pedido estar y sabe que al final Dios tendrá el control. Abraham no volvió atrás, por la fe sabe que está en el lugar correcto aunque las condiciones sean adversas.
¿Y nosotros también sabemos que en el mundo vamos a encontrar condiciones adversas, situaciones de gran angustia, pruebas grandes y aún gente abusiva o que se aprovecha de nuestro dolor, y qué decisión tomaremos? ¿Seguiremos creyendo a Dios, que estamos en el lugar correcto, en el camino correcto? ¿Te has quedado sin amigos, sin trabajo, sin oportunidades de superación a causa de ser cristiano, es decir, a causa de estar en el lugar correcto para tí, pero no para el mundo? ¿Has renunciado a las cosas del mundo, tu antiguo hogar y has visto que es difícil todo lo que ahora sucede, pero aún así estás dispuesto como Abraham a seguir confiando en el Señor, sabiendo que no puedes volver atrás, que tu nuevo hogar con el Señor, aún sin las posesiones materiales y lleno de adversidades es más hermoso que las cosas que el mundo ofrece? ¡No regresas atrás! No vale la pena, este nuevo hogar con el Señor es más hermoso.

Aquel que ha hecho su nuevo hogar con el Señor será guiado a los propósitos divinos más allá de lo que pueda esperar. Gn 23:17-20

Génesis 23.17–18 RVR60
17 Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y en todos sus contornos, 18 como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad.
Para Efrón, un buen negocio. Para Abraham, una inversión que valía la pena por Sara y porque era el lugar correcto. Para Dios, el paso de fe correcto de Abraham para recibir por posesión toda la tierra prometida a él y sus descendientes.
Dios siempre tiene planes y propósitos por encima de los nuestros y está obrando aún en los momentos difíciles y aún cuando parece que hay gente que pretende aprovecharse de nuestra angustia.
Efrón vendió no solo la cueva sino toda la heredad, la porción de tierra que estaba junto a la cueva. Abraham dejó de ser errante y extranjero. Ahora tiene una tierra y no importa si es improductiva, está Dios en ella y los hijos de Het y las autoridades de la puerta de la ciudad ahora son testigos de que Abraham es el dueño.
Génesis 23.19 RVR60
19 Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán.
Abraham realiza una sepultura digna a Sara en la cueva de la heredad de Macpela. Sara en todo el viaje que acompañó a Abraham no vio tierra propia o cumplimiento de la promesa de Dios de una tierra propia, sino que esto sucede recién en su sepultura.
A veces, así suceden las cosas en los planes de Dios. En los tiempos suyos y no en los nuestros.
Aunque ha costado bastante el lugar propio ya es un lugar donde finalmente podrán estar los restos humanos de estos hombres de fe. De hecho Abraham, Isaac, Raquel, Lea y Jacob van a ser enterrados en este mismo lugar. Un escritor ha comentado: “Ningún otro lugar en la tierra santa tiene tanto polvo precioso como éste”. Y es verdad, al final no es el lugar o el costo del lugar, sino la fe que hubo en ese lugar. Y en Macpela, Hebrón, se sepultará a los patriarcas de la fe; personas como nosotros, con nuestros defectos, pecados y debilidades al igual que nosotros, pero que un día tomaron una decisión de servir al Señor. ¿Será que también nosotros vamos a tomar las decisiones correctas el día de hoy?
Génesis 23.20 RVR60
20 Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, de Abraham, como una posesión para sepultura, recibida de los hijos de Het.
¿Qué hace esta porción de la Escritura en medio de la historia de Abraham? ¿Realmente está mostrando solo la honra de Abraham a Sara? En realidad la historia es extraordinaria, es una de las más extraordinarias de la vida de Abraham, aunque fue tomado como “inocente” por haber pagado un precio alto, pero no hablamos de esa historia, sino de una extraordinaria. ¿Sabes qué realmente significa todo lo que está escrito en este capítulo?
La compra de la heredad por parte de Abraham nos está mostrando que realmente este hombre nunca consideró la posibilidad de volver atrás, es decir, a Mesopotamia para enterrar a su esposa, o aún a la tierra de Harán donde estaba la familia de Abraham, donde podría haberla enterrado en un lugar seguro y propio. Sino que Abraham demostró fe en la promesa de Dios. Aún sin poseer tierra en este lugar, él sabía que Dios quería que esté ahí, y que ese lugar iba a ser de él algún momento o de sus generaciones, pero que ese era el lugar prometido por Dios y era el final de su peregrinaje de fe. No importaba el precio o si era víctima de abuso en el precio, Abraham no estaba viendo eso, sino estaba viendo que esa era la tierra donde él tenía que estar y donde Dios le había llamado. Abraham había sido sacado de su hogar para tener uno nuevo con el Señor y quedarse en esa tierra representaba que Abraham sí creía al Señor totalmente.
¡Qué gran lección nos acaba de dar Abraham! Este es un hombre de fe, que tiene una fe que verdaderamente brilla y da frutos. Es un hombre que espera en Dios.
Ojalá que nosotros también seamos así. No poseía tierra pero había hecho morada con el Señor y era guiado a los propósitos eternos que tiene Él para sus hijos. Cuando renuncias a todo por el Señor, tienes entonces un nuevo hogar con el Señor donde no te sustenta una tierra sino sus manos y sus propósitos divinos.

MEDITEMOS EN LA PALABRA

Que porción más maravillosa de la Escritura. Abraham realmente creía al Señor, tenía una comunión con Dios, había renunciado a su casa para tener un hogar con el Creador. Y hay tanto que podríamos aplicar en nuestras vidas el día de hoy, si tan solo quisieses abrir tu corazón al Señor, renunciar a todas las cosas para tener un nuevo hogar con Él a través de la fe.

Aquel que ha renunciado a todo por el Señor tal vez no posee una tierra pero es heredero de los cielos donde está su nuevo hogar con el Señor.

Tal vez aún te falta renunciar a las cosas que te atan al mundo y no te dejan obedecer la voz del Señor. Abraham tuvo que renunciar a toda su vida anterior para tener un nuevo hogar con el Señor. Hay cosas que tenemos que arreglar en nuestra vida para que realmente podamos tener una morada con el Señor.
Pero para todos aquellos que estén dispuestos a hacerlo, que quieran caminar en los pasos del Señor, dejando el mundo atrás, a pesar del alto costo que puede tener muchas veces, como la dificultad de bienes materiales y muchos otros, todos ellos recibirán la heredad de los cielos, eterna y preciosa, el hogar con el Señor para siempre.
Salmo 37.18 RVR60
18 Conoce Jehová los días de los perfectos, Y la heredad de ellos será para siempre.
La verdadera fe siempre va a exigir renuncia a muchas cosas, sobre todo y radicalmente al pecado, pero siempre va a sustentarse en las promesas de Dios. La heredad tuya en los cielos será para siempre.

Aquel que tiene un nuevo hogar con el Señor no vuelve atrás a pesar de que las circunstancias sean adversas o sufra abuso e injusticia.

Seguir al Señor y renunciar al mundo no te hace inmune a las dificultades, Abraham lo ha demostrado, sino que muchas veces vas a tener más problemas, tal vez situaciones de angustia, abuso, injusticia y hasta de personas que quieren aprovecharse de tu dolor o sufrimiento. Pero aún en todo esto, cuando las cosas parecen complicarse No vuelvas atrás, que no sean las circunstancias las que controlas la decisiones de tu vida, de tu trabajo, familia y propósitos, sino que sea tu fe en el Señor la que determina que es lo que harás y a quién escucharás y en quién confiarás.
El mundo está gritando que no estás en el lugar correcto, que no estás disfrutando de los placeres del mundo, de la posesiones del mundo y que estás perdiendo el tiempo. El mundo no puede entender cómo no puedes disfrutar de todo lo que tiene para ofrecerte. Pero tú, que has puesto tu fe en Cristo persevera en Él y Él te sustentará. Cuando todos quieran jalarte atrás, persevera, Él estará contigo y cuidará tu heredad en los cielos.
Salmo 94.14 RVR60
14 Porque no abandonará Jehová a su pueblo, Ni desamparará su heredad,

Aquel que ha hecho su nuevo hogar con el Señor será guiado a los propósitos divinos más allá de lo que pueda esperar.

Lo que parece ser una cueva y un terreno improductivo fue la señal extraordinaria de fe, que en los propósitos de Dios se convertiría en un punto de inicio para tener toda la tierra prometida. Dios tiene planes más allá de lo que nosotros podemos imaginar o esperar, tan solo debemos soltarnos a sus manos, buscar una comunión con Cristo y honrar a nuestro Señor.
Jesucristo hizo las promesas y tiene los planes y propósitos divinos más hermosos que puedas imaginar, él dijo que no eres de este mundo, sino que tienes una morada con Él. Por esto dio Jesucristo su propia vida en la cruz, para que tú y yo podamos tener una morada con él. Mientras estamos perseverando en este mundo, ¿sabes lo que está haciendo Él?
Juan 14.2–3 RVR60
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
No debería haber nada para que digas NO a este llamado que hace Cristo. Está preparando lugar para los suyos y vendrá y nos tomará y estaremos con Él, en este nuevo hogar eternamente.
¿Y tal vez digas, pero cómo se puede ser parte de esa familia o cómo puedo tener yo ese hogar?
Es la misma pregunta que le hizo Tomás.
Juan 14.4–6 RVR60
4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Jesucristo es el ingreso, el camino, la puerta a ese hogar. Él dio su vida en la cruz, y hasta la última gota de sangre para que tú y yo podamos tener ese nuevo hogar. Tan solo debes creer en Él y entregarte totalmente a Cristo. Eso es lo que finalmente Abraham hizo. Estaba diciendo en esta situación tan difícil, no puedo volver atrás, Harán ya no es mi hogar, no volveré ahí, sino que esperaré en el Señor y no se equivocó. Puedes esperar tú también en Cristo y no te vas a equivocar.
Vamos a orar.
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